¿Qué dolor no deja herida?

Estando en el camión de regreso de un pueblo llamado Tequila, en el Estado de Jalisco; me comunico a la casa, porque no se por qué pero tengo unos mal presentimiento. Como que algo paso. Me contesta el teléfono mi madre, con la voz quebrada y nostálgica, y me dice: “Se murió Armando”.

Armando, se podría decir; fue en vida el amor la vida de mi madre. Y aunque ambos tomaron caminos diferentes; nunca dejaron de amarse. Eso creo. Eso es lo que se.

Semanas antes ella había estado soñándolo. Despertaba y me comentaba que tenía ganas de verlo; pero que no sabía por qué. Pero que le pedía a Dios verle antes de que ella muriera. Desgraciadamente, no siempre Dios nos da lo que pedimos, sino lo que nos es mejor. Porque mientras ella lo soñaba, él estaba muerto, siendo velado y después enterrado. Y claro sin haberse visto. Pero como lo comentaba anteriormente: “El amor es capaz de superar todo hasta la muerte”.

Por que si no, como explicar que el fuese a visitar los sueños de mi madre, justo los días que acaba de morir. Fue a despedirse. Por que cuando dos se amaron, eso queda siempre en el corazón, es como una marca, como una cicatriz. Como una conexión invisible de las almas.

Cuando es amor verdadero como el de ellos. ¡Si es posible! Se conocieron a los trece años. Se veían a escondidas; por que a mi madre no la dejaban tener novio. Platicaban en el parque, mi madre cargando a una de sus hermanas. El pretexto para poder salir a verle. Crecieron y tomaron caminos diferentes. Se encontraron cuando ambos tenían familia. Sabiamente mi madre le hizo ver que no era posible ya su amor. Que él se debía a su familia. Que no era posible volver a verse más. Todo esto en una carta. Por que el decirlo enfrente era imposible. Se amaban demasiado. No se volvieron a ver más. Y el final temporal de ese amor lo sabes. Creo que el día que muera mi madre se volverán a ver. Por que eso fue algo que le pidió a Dios como ultima voluntad. Creo firmemente en que sucederá. Dios siempre cumple ese tipo de últimas voluntades.

¡Oh dulce dolor es el amor que deja una marca tan deliciosa, tan profunda que toca el alma! ¡Oh, que acaso no todo dolor deja marca! Y estas ni con cirugía pueden borrarse. Por que todavía nadie sabe como curar el pensamiento o algunos lo llaman “alma”.

A veces lo mas triste son las heridas que nosotros mismo nos provocamos, al aferrarnos a personas que no valen la pena. O simplemente que no corresponden a este amor. Por que no fue el momento oportuno, o simplemente por que no estaban preparados para el amor que les íbamos a entregar. Platicando con m amiga “la sexy pajarita de León” me cuenta que ella esta enamorada de una hombre veinte años menor que ella. Y que al parecer para él fue demasiado el que dirán. El que dirán de que un hombre de 20 ande con una mujer de 40. Que acaso ese tema no esta muy cantado y discutido, en la voz del príncipe de la canción. 40 y 20.

Mentiras son todas mentiras las que dice la gente, decir que ese amor es prohibido. Que soy otoño en tu vida – Y he de decir que mi amiga parece de 20, por que aparte de guapa, tiene cuerpo de deportista. – Es el amor lo que importa y no lo que diga la gente. Toma mi mano y camina conmigo. No me importa que a mi no me entiendan y que por lo bajo comenten que existe una gran diferencia, que tengo muchas vivencias y tu tienes tanta inocencia. No saben que el secreto es tu juventud y mi experiencia.

Pero para él si fue demasiado. ¿El motivo? El miedo al que dirán sus papás, o sus amigos, o etcétera. ¿El resultado? Una herida en el corazón de ella que no sana, por más que lo intenta y quiera hacerlo. ¿La solución? Fácil, Volver a nacer. Coincidir en las fechas de nacimiento de él.

Pues claro que no es posible. Por tanto solo nos queda “elixir de olvido”. Salud amiga. Sólo por hoy, deja que tus heridas sanen: “ponles sal, limón y tequila”. Deja que ardan a flor de piel. Deja que tus muertos se despidan. Es tiempo de cerrar tumbas, poner flores, y curar corazones rotos.

Feliz navidad, a todos los lectores. Les deseo de todo corazón.