Me digo a mi mismo: No te esfuerces por buscar alguna excusa se bien que tiene que partir; ¿cuánta prisa por llegar tienes ahora? Es que ahora, tienes que llegar hasta el sitio donde esperan ya por ti.
Te digo: Te agradezco los momentos que me diste, no hace falta que te diga nada más; las palabras que tenía yo guardadas seguirán por mucho tiempo solo en mí.
Sólo pienso: Yo no te hago falta, eso ya lo se; ni ahora ni mañana siempre ha sido así. Busco una salida, yo no se que hacer; estoy desesperado, voy a enloquecer. Yo no te hago falta ni antes ni después, tú no sientes nada, es triste saber…
Con estos pensamientos, tomando un taxi en la madrugada, y de fondo la canción de Ana Gabriel. Que más puedo pedirle a la vida para meditar. Dios mío, ayúdame a ser congruente con lo que hago, digo y pienso. Por que no puedo ordenar lo que pienso: ¡quiero correr a sus brazos! Pero digo: ¡quiero rehacer mi vida, y olvidarle! Y no hago ninguna de las dos cosas.
Yo se que no te hago falta, ni antes ni después… tu no sientes nada… es triste saber… Sólo por hoy te agradezco los momentos que me distes…
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