El zorro y el principito

Hoy leyendo el libro del principito, me doy cuenta de algo muy importante, nos vamos domesticando en nuestros lazos. Y es cuando algo intrascendente se convierte en inmortal. Es cuando el amor pasajero, se vuelve en el amor de por vida. En el recuerdo que no se olvida, en el amor que siempre se llora o en el que siempre se suspira.

Dice el principito - ¿Domesticar es crear vinculos?

Zorro. - Para mi no eres todavía mas que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tu tampoco me necesitas. No soy para ti mas que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro... serás para mi lo único en el mundo... mi vida es monótona. Sí me domesticas mi vida se llenara de sol. Conocere un ruido de pasos que sera diferente a todos los otros... Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tu tienes cabellos de color de oro. Cuando me hayas domesticado ¡sera maravilloso! El trigo dorado sera el recuerdo de ti. Y amare el ruido del viento en el trigo.

Solo por hoy quiero quiero decirte que tu eres ahora mi única Paz, y que yo soy tu único explorador. Ahora para mi no habrá otra persona que diseñe, y para ti tal vez sea tu único explorador. Ahora cuando veo un cartel, un periódico o un cuento; sobre todo un cuento. Me acuerdo de ti. Por que aunque haya cien mil o millones como tu, solo recuerdo tu forma. Y ahora cuando veo un osito panda, me recuerda a ti. Por que era lo que te gustaba a ti. Mi sol brillaba contigo, y mi sol brilla sin ti. Pero es ese lazo de domesticación que no me deja olvidarte.

Sólo se conoce lo que uno domestica – dijo el zorro. – Los hombres ya no tienen más tiempo de conocer nada. Compran cosas ya hechas a los comerciantes. Pero como no existen comerciantes de amigos, los hombres no tienen más amigos. Si quieres un amigo, domestícame.

Solo por hoy, reconosco que es verdad, ya no hay tiempo para el romance, cada vez estamos mas ocupados, cada vez mas conectados a las ocupaciones. pero creo en que el amor todavía no muere... bueno eso quiero creer. Quiero creer en el lenguaje del romance, el que solo se puede tener mirando, sin decir nada.

Hay que ser muy paciente – respondió el zorro. – Te sentarás al principio más bien lejos de mí, así, en la hierba. Yo te miraré de reojo y no dirás nada. El lenguaje es fuente de malentendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...

Se que fallo nuestros rituales, nuestros rituales de romance. Por que se necesitan para construir algo solido, duradero. Y me fallo el acostumbrarte a un horario. En donde tu corazón se emocionará por que iba llegar la hora de vernos. Siempre nos veíamos, cuando podíamos. Ese fue mi error por que no domestique a tu corazón adecuadamente.

Hubiese sido mejor regresar a la misma hora – dijo el zorro. – Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, ya desde las tres comenzaré a estar feliz. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. Al llegar las cuatro, me agitaré y me inquietaré; descubriré el precio de la felicidad ! Pero si vienes en cualquier momento, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Es bueno que haya ritos.

 

Y solo por hoy, se que soy responsable de ti. Y aunque se te halla olvidado tu eres responsable de mi, por que domesticaste este corazón, para el cual eres su única Paz, irrepetible e incalculable.

 

Los hombres han olvidado esta verdad – dijo el zorro. – Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...