Después de mucho pensarlo, llego la hora. La hora de hablar esta crisis con un experto. Por que por más que quiera, no quiero dejar esto inconcluso. Dejarlo abandonado. Dejar este ciclo abierto. Y busque ayuda profesional para ver como solucionar mi malestar. Tomo tres sesiones.
La primera solo platique yo, como en anteriores casos, como en este blog, como con mis amigos y amigas... Después platicamos a cerca de que las cosas que pasaron, son las que tenían que pasar. De hecho, entendí que yo en su caso, hubiera hecho los mismo. Hubiera hecho las mismas cosas, las cosas buenas y las cosas malas. Sí yo hubiera estado en su lugar, hubiera hecho los mismo que hizo. Entendí que si hubiera estado en mi caso, hubiera hecho lo mismo que yo.
¿Pero qué eran mis miedos?, ¿por qué no lo podía dejar ir? Y lo explore, tengo miedo a la soledad, tengo miedo a no formar una familia, tengo miedo a quedar algún día solo. Por eso soy tan posesivo. Por que pensaba que se tienen que retener las cosas, las personas, las cosas-personas. Partiendo de allí, me di cuenta que aunque estés con alguien no es sinónimo de compañía, como en mi caso. Que aunque estuvimos juntos, nunca me sentí realmente apoyado, solo acompañado.
El segundo día, exploramos las herramientas que tenia, para afrontar esto. Esto es, que cosas tengo presente en mi vida, que me ayuda. Por ejemplo, mi salud, mi familia, mis amigos, mi trabajo. Ya que no puedo basarme en lo sentimental para estabilizarme, lo que si podía hacer es apoyarme en las otras diferentes facetas de mi vida. De repente ese día me di cuenta de todas las posibles variantes que puede tomar mi vida. Me di cuenta que puedo ser feliz, aun estando solo. Que eso depende de mi. No de los demás.
El tercer día hicimos la dinámica de la Fogata. Cerré los ojos, me relaje, y con sus palabras me fue llevando a un grado de relajación muy profundo... las palabras se habían ido. De repente empecé a soñar.
"Estoy en un cine parado en las escaleras, veo la pantalla que esta en blanco, de repente quiero buscar un lugar. Lo encuentro, es grande, espacioso, estoy muy a gusto. Me siento, casi me acuesto, estoy muy relajado. De repente la pantalla empieza a proyectar una escena. La veo sorprendido. Me doy cuenta que soy yo, que es el día que cortamos. Veo la escena, la discusión, la pelea, el adiós. Vuelvo a revivir el momento. Me siento terriblemente mal. La pantalla vuelve al blanco, estoy confundido. En la pantalla esta el cuadro de la "Mona lisa", siento una profunda paz, cuando la veo. De repente, la Mona lisa se hace real, a su alrededor hay un paisaje de muchos colores, va en una bicicleta. Va feliz, va libre. Todo es luz y color. De repente me doy cuenta que estoy dentro, o que todo esta alrededor de mi. Estoy en un mundo feliz, y de color, son todas las cosas buenas que tengo. Cierro los ojos, regreso al cine. Ahora siento mucha felicidad. Se que esa imagen son las cosas que me van hacer recordar todo lo vivido. Ambas escenas, la buena y la mala, se van juntando. Es un torbellino de imagenes, la pantalla se va haciendo un pequeño huracan. Ambas forman algo, no se que es. Parece que es... es un anillo. Cae en mi mano. Hay algo que me indica que lo use. Me lo pongo, en ese instante ambas cosas, las buenas o las malas, se ven solo en mis pupilas. Pero solo las veo, ya no me afecta. Se que cada vez que lo use o lo vea, sabré que estoy bien. Que todo ha pasado... Se esta haciendo obscuro todo otra vez... ya no veo na..."
La voz de la experta, regresa. Me pide que me relaje, que ya ha terminado. Que todo es mejor. me pide que siga con los ojos cerrados. Me empieza a contar una historia:
"Era un monje que se reunían alrededor de una fogata con su comunidad. Rezaban, oraban, cantaban. Al parecer a Dios le gustaba mucho esto, y le concedían lo que pedían. El sacerdote muere, pero la comunidad se seguía juntando alrededor de la fogata. Y Dios seguía agradable a este hecho, y les concedía lo que le pedían. La tradición se fue perdiendo poco a poco, pero Dios sigue concediéndole al que le pide, aunque no sea frente a la fogata. Por que la verdadera fogata era el corazón de las personas que se sentaban juntos a orar. Y siempre que halla algo que no funcione solo pide lo que necesites. Dios escucha".
Me pide que habrá los ojos, seguimos platicando. Me despido, me pide que nos veamos en unos 15 días, para saber como estoy. Por la forma que me ve, creo que ella sabe que me ayudo, como nadie había podido. Me levanto tranquilo. Me voy con paz en el corazón. Como hace mucho no lo había sentido.
Solo por hoy, no tengas miedo de pedir ayuda. Todos merecemos, ser feliz.